En el mes de
febrero de 2015, las élites y la oligarquía financiera estaban preparadas para
insertar su nuevo parche en el sistema. Así como el discurso de un banquero
allá por julio del pasado año nos había dado la clave de sus intenciones y
necesidades (“crear un Podemos de derechas”) va a ser otro banquero quien nos descubra ahora
la estrategia a seguir: Hacer pasar a Ciudadanos por la versión creíble de
Podemos.
El 3 de febrero Francisco González, presidente del BBVA,
realizó unas declaraciones durante la presentación de resultados de la entidad
en las que afirmaba:
“No sé lo que es Podemos. Dicen que las cosas se han hecho mal y tienen razón, pero no dicen cómo se arreglan. Hay que ver si tienen un buen diagnóstico y los medios necesarios para arreglarlo.”
En
apenas dos frases quedaba esbozado el modus
operandi de los señores del mercado: Podemos, con su
denuncia, había desatado los vientos del cambio, pero ahora le tocaba a
Ciudadanos manejar las velas para llevar la nave de España a buen puerto. Había
que sustituir a un piloto temerario como Iglesias por otro tranquilo como
Rivera. En suma, había que conseguir que Albert
Rivera suplantara a Pablo Iglesias como esperanza de regeneración. A ello se
aplicaron con denuedo las huestes del régimen durante los meses siguientes, quitando de en medio a todo aquel que no
cooperase.
La
presentación del nuevo recambio, del huevo del cuco, tuvo lugar el 17 de
febrero en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Allí se desarrolló la primera
de las conferencias en las que Ciudadanos iba comenzar a desgranar su proyecto
económico; un proyecto cuyo título era toda una declaración de intenciones: “El cambio sensato”. Como el mismo Rivera afirmaba en la
presentación “es incalculable medir las ganas
del cambio”. Y allí estaba él, para satisfacer las aspiraciones de una España
moderada, alejada de las excentricidades de Podemos.
Que
Ciudadanos se mantuviese alejado de las excentricidades de Podemos, no
significaba que no pudiese compartir sus anhelos, sus aspiraciones y hasta sus
consignas. De hecho Albert Rivera se apropió ese día de una de las frases más
repetidas pro Pablo Iglesias: “la política si no participas la hacen otros
por ti”, inaugurando con ello una
tendencia a solapar los discursos que habría de dar nuevos frutos. Sin ir más
lejos el lema de su campaña, “vota con ilusión”, es un remedo de la idea de
Pablo Iglesias de que Podemos había hecho recuperar a mucha gente “la
ilusión del 82”. Todo eso
por no hablar del día en el que Rivera soltó en Granada desde el atril: "Si podemos rescatar a los bancos,
podemos rescatar a las familias y a los emprendedores. ¡Sí se puede!"
Rivera
se afanaba por mostrar que su partido y Podemos eran productos destinados a un
mismo fin: acabar con las manchas de la vieja política. Ahora bien, Ciudadanos
venía en un envase pulcro y homologado, mientras
que Podemos era el viejo remedio populista barato. Solo Ciudadanos poseía un
buen diagnóstico y los medios humanos y materiales para aplicar el tratamiento.
Los miembros de su equipo eran “profesionales”. Lo que ellos proponían eran
“proyectos viables”, “porque ocurrencias tienen
muchos partidos, pero proyectos viables, demostrables, cuantificables…hay pocos
”. Y si Podemos se nutría de las mareas ciudadanas, Ciudadanos era el “tsunami
naranja” que empezaba a dejarse sentir en España.
Rivera
mostraba su imagen de hombre tranquilo, mesurado, capaz de capitanear esa nueva transición de la que tanto había hablado Pablo Iglesias.
Y esa imagen no haría sino reforzarse tras las elecciones andaluzas y autonómicas,
en las que Ciudadanos no habría de tener empacho en sellar pactos a derecha e
izquierda (no como Podemos que solo pactó con los partidos de izquierda). Los
heraldos del reino no tardarían en propalar la especie de que Felipe IV había
encontrado a su nuevo Suarez y Ciudadanos era presentada como
la nueva UCD: Gente joven pero sobradamente
preparada.
La
jugada sin embargo no pasó del todo desapercibida. En un artículo titulado Ciudadanos:
la otra Operación Reformista, Josep
Ramoneda escribía unas semanas después de la presentación de Ciudadanos, el 10
de marzo, lo siguiente:
Ahora, con el réquiem por el bipartidismo como música ambiente, un partido nacido en Cataluña, Ciutadans/Ciudadanos, ha decidido dar el salto a España. Como entonces ha encontrado el terreno abonado. Hay inquietud por la crisis del bipartidismo y por el ascenso de Podemos, y preocupa la vulnerabilidad de un Partido Popular acorralado por los escándalos de corrupción que, de la mano de Rajoy, ha perdido relato (carece de un discurso que genere empatía con su electorado) y vitalidad […]Ciudadanos ha sido escogido como instrumento de cambio para apuntalar el régimen, en la medida en que el PP se resiste a renovarse, parapetado detrás de la efigie de Rajoy, enmarcada por negros nubarrones de corrupción.
Del
mismo modo, para la prensa extranjera tampoco pasaba desapercibida la
naturaleza del fenómeno. El 13 de marzo The Guardian publicaba un artículo en
el que informaba sobre la presentación del programa económico y analizaba su
meteórico ascenso. El titular era bastante revelador: Ciudadanos, the 'Podemos of the right', emerges as political force in
Spain
12. CUI
PRODEST?
En
un célebre pasaje de Medea, la tragedia de Séneca, la protagonista afirma: "cui prodest scelus, is fecit", que
traducido vendría a significar “el delito fue cometido por aquel al que
beneficia”. Por tanto, si queremos realmente saber quién está detrás de
Ciudadanos debemos mirar a quién benefician las medidas que pretende implantar.
Hagamos un breve repaso.
La
medida estrella del de su paquete de medidas económicas es sin duda el contrato
único. Un contrato que, como desde Ciudadanos no han dejado de recalcar, viene
avalado por el hecho de funcionar en una socialdemocracia nórdica como
Dinamarca, cuya tasa de paro ronda el 6%.
Sin embargo no es oro todo lo que reduce, pues como afirma Vicenç Navarro, catedrático de Ciencias Políticas y
Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra:
“La propuesta de Ciudadanos, supuestamente inspirada por el modelo danés, es parte de una gran manipulación, pues no dice toda la verdad sobre este modelo. Se callan lo que es más importante, es decir, la enorme protección que el sistema danés da a la persona afectada por el contrato único”.
Al
final el contrato único a quien favorece no es al trabajador, cuyo despido será
más barato, sino al empresario. Manuel Lago, Economista
especializado en mercado de trabajo, lo explica así:
“Sintetizándolo, la propuesta del contrato único supone que en los cinco primeros años la indemnización por despido sería incluso inferior a la que hoy en día tiene derecho un contrato temporal -aun después de la reforma laboral del PP- y a menos de la mitad de la que tiene un indefinido que sea despedido con la fórmula más barata, la de 20 días por año.”
De
momento el primer punto se lo llevan las grandes empresas. Vamos a por el
siguiente: La reforma fiscal.
La
propuesta fiscal inicial de Ciudadanos estructuraba el impuesto en tres tramos
y aparentemente bajaba los tipos en todos. Sin embargo, como demostró el diario
económico Cinco Días, perjudicaba claramente a los contribuyentes
con rentas entre 16.000 y 19.500 euros, amén de
suponer un atentado contra el principio de progresividad recogido en la Constitución. Así que como
era demasiado obvio quien salía perdiendo, hubo que cambiarla. Aumentaron a
cuatro el número de tramos y mantuvieron algunas exenciones, pero aún así, las
rentas más altas son las que más favorecidas salen. Según los nuevos cálculos de Cinco Días para un salario medio actual el ahorro no
llega a 95 euros al año, mientras que para una renta de 80.000 euros el ahorro
sería de más de 750. ¿Se imaginan el ahorro
que eso supone para el presidente del BBVA que cobra un sueldo anual de 2,8 millones de euros?
El
resto de impuestos siguen más o menos la misma tónica: Una bajada del impuesto de sociedades al 20%, que será igualmente aplicable tanto a pymes
como a grandes empresas y una subida de
los tipos más bajos del IVA para bajar los más altos. Aquí, eso sí, ha sido
necesaria una nueva rectificación de “los profesionales” y finalmente parece
que se mantiene el IVA superreducido que en un principio se pensó quitar.
Es
cierto que en el capítulo de impuestos las clases altas parecen salir mejor
paradas, pero no hay que olvidar una medida pensada para el desahogo de los
menos pudientes: La renta complementaria. En virtud de esta renta, denominada “complemento salarial anual”, el Estado redondearía los ingresos de aquellos cuyo salario no
llegue a los mínimos estipulados. Ahora bien, optar por este complemento en
lugar de por subir el salario mínimo es una subvención encubierta a las empresas, que les permitirá seguir pagando sueldos
que no dan para vivir a costa de las arcas del Estado (o, por mejor decir, del
resto de los contribuyentes). Además, este complemento no computaría a la hora
de calcular la jubilación o la indemnización por despido y sí que podría hacer
que una persona saltase al siguiente tramo impositivo y tenga que un tipo de
IRPF mayor. A tenor de todo esto, la medida social por excelencia de Ciudadanos
también resulta ser favorable para las grandes empresas.
Otra
idea que en principio podría considerarse favorable a los trabajadores es la
implantación de un seguro contra el despido “mediante las aportaciones empresariales a
una cuenta individual de cada trabajador de un 1% de su salario". Dicho así suena bien. Pero reformulémoslo:
Todos los empleados van a tener que suscribir un seguro de desempleo obligatorio
por valor del 1% de su sueldo. Ello permitirá a las aseguradoras comenzar a
gestionar fondos antes gestionados por la Seguridad Social. De este modo no
solo consiguen una capitalización extra de los bancos a los que las principales
aseguradoras pertenecen o están ligados, sino que permiten también que poco a
poco el sistema de seguros privados se vaya haciendo hueco.
Con
respecto a las pensiones Ciudadanos no ha sido muy explícito. Sus propuestas no pasan de meras
declaraciones de intenciones. Quizá en lo que más haya insistido su líder es en
la necesidad de volver a los grandes pactos
de Estado en cuestión de pensiones, como el
Pacto de Toledo. Sensato ¿no? Puede. Pero curiosamente eso es lo mismo que pide el sector de las aseguradoras.
Por
último Ciudadanos propone luchas contra el capitalismo de amiguetes, las
puertas giratorias, la corrupción…Pero claro, proponer eso mientras te financia
Iberdrola, multada por la CNMV por manipular el mercado
eléctrico, o el Santander que comercializó
productos especialmente diseñados para “para que el
cliente entrara en pérdidas siempre”...no tiene
mucho crédito. Máxime cuando Ciudadanos se reúne con los gigantes del sector
energético para armar un programa electoral anti-oligopolios. Un comité de lobos para la defensa de la
oveja merina sería más creible.
A fin de cuentas, nada nuevo.
Esto es lo que las élites financieras y empresariales han deseado toda la vida.
Lo que sostenía el informe de los 100 economistas; lo que ha venido pidiendo
FEDEA desde hace más de un lustro y lo
que Garicano, cuyas propuestas coinciden
asombrosamente con las de FAES, lleva,
como orgullosamente declaró el día de la presentación en el Círculo de Bellas Artes, pensando toda la vida:
Es un honor y un orgullo para mí como economista y como español ― este es mi país― el poder contribuir y poder ayudar a sacar adelante el país y a poner las ideas en las que llevo pensando muchos años.
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