El
FBI cierra MEGAUPLOAD
Un monopolio es una
posición de privilegio sólo alcanzable con la inestimable ayuda de los poderes
públicos. (LORENZO BERNALDO DE QUIRÓS, Proceso al Estado)
Solemos
contemplar las cosas que pasan con
cierta candidez despreocupada y, de este modo, nos acercamos la actualidad como
un grupo de alemanes se acerca a una procesión de la semana santa malagueña:
entretenidos, pero sin pasión ni fe. No
obstante, siempre hay alguna noticia que nos saca de la atonía y traspasa
nuestra curiosidad con hervor extático. Una de estas noticias se produjo el
pasado 19 de enero, cuando el FBI clausuró, a instancias del Gran Jurado de
Virginia, la que probablemente fuese la mayor página de almacenamiento digital
en red para usuarios particulares: Megaupload; deteniendo a su cúpula directiva
y a su fundador, Kim Schmitz, apodado “Kim Dotcom”.
Los medios de comunicación se
hicieron eco, con profusión, de los cargos que contra la compañía y sus
dirigentes constan en auto de procesamiento (que denomina a los negocios de
Megaupload la “Megaconspiración”), entre los que se encuentran crimen
organizado, blanqueo de dinero, conspiración para violar las leyes de propiedad
intelectual, distribución ilegal de material sujeto a derechos de autor, etc.
Así mismo pulularon las fotografías de su fundador en las que se podía ver a un
panoli orondo rodeado de coches caros, casas extravagantes y alegres mozuelas
de cuerpos gráciles y senos turgentes. Vamos, el típico imbécil al que
cualquiera visceralmente odiaría.
Vistas así las cosas, a uno le
puede gustar más o menos la noticia según el uso que hiciera del servicio, pero
lo cierto es que se va a la cama con la sensación de que en el mundo reina el
orden: El tal Dotcom es una especie de versión cutre de Al Capone al que se le
ha acabado el chollo, pues los esforzados muchachos del FBI, cumpliendo
escrupulosamente el dictado de los miembros del Gran Jurado de Virginia, le han
cerrado el chiringuito y el mundo, a la mañana siguiente, tiene un cielo más
limpio y un aire más puro.
Todo el
mundo parece estar de acuerdo
La cosa es sospechosa. Porque las gentes no suelen
ponerse de
acuerdo si no es en cosas un poco bellacas o un poco tontas.
(José Ortega y Gaset, La rebelión de las masas)
Ahora bien, había algo que invitaba al
desasosiego, como cuando en el colegio le salían a uno las ecuaciones antes de
lo esperado. El enfoque de la noticia era muy similar en todos los medios de
comunicación, incluso en los que sobre otros asuntos suelen sostener opiniones
dispares, cuando no antagónicas: El menda extravagante, el dineral que habían
ganado (175 millones de dólares), la red de piratería que tenían montada, etc. Así mismo, parecían haberse puesto de acuerdo
a la hora de pasar de puntillas sobre algunas cuestiones:
¿Por qué Megaupload y no Rapidshare o
Filserve? A fin de cuentas, Megaupload
no era el único sitio en la red que propiciaba el intercambio de archivos de
toda índole, con lo cual la diferencia con respecto a sus competidores, que
permanecen de momento abiertos, es más cuantitativa que cualitativa.
¿Por qué cerrar el servicio entero y no
las cuentas infractoras? Aunque es posible que parte del contenido almacenado
en Megaupload estuviese amparado por derechos de autor; es indudable que otra parte no lo estaba.
Megaupload proporcionaba espacio en sus servidores para que los usuarios
almacenasen lo que creyesen conveniente, sin inmiscuirse en qué era lo que se
guardaba, salvo que los propietarios de los derechos de autor denunciasen la
violación de estos. Pues bien, ¿Por qué, como he dicho, el FBI no ha actuado
cerrando o confiscando las cuentas de aquellos que han hecho un mal uso del
servicio, cosa posible y lógica, sino que ha echado el cerrojo al servicio
entero? A mí no se me ocurre una respuesta plausible, ni una situación similar.
No conozco ningún banco suizo cerrado por el FBI porque parte de los
propietarios de las cajas de seguridad guardasen en éstas los beneficios
obtenidos fruto de la estafa, el narcotráfico o la trata de blancas.
Por otro lado, tampoco se decía nada de
la institución del Gran Jurado, que no en todos los estados pervive y que,
además, es bastante cuestionada. Según la American Bar Association, en el
sistema de Gran Jurado “todo el poder está prácticamente en manos del fiscal, y
el uso que haga de él queda a expensas de su buena fe”. Esto condiciona en
muchos casos el proceso, e incluso puede ocasionar cierta indefensión, pues los miembros del jurado solamente oyen
los argumentos del fiscal y reciben a
los testigos que éste decide incorporar al proceso. Así mismo, “a diferencia de
los miembros susceptibles de formar parte del jurado en los procesos normales,
a los miembros de un gran jurado no se les examina para ver si pueden incurrir
en imparcialidad o presentar cualquier otro rasgo que les haga incompatibles
con la designación” [1]
Así las cosas, se plantea una duda aún
mayor: ¿Y si el cierre de Megaupload no hubiese
sido solamente la alborada de orden y justicia que se nos ha querido presentar?
¿Competencia desleal?
Yo os digo que con el
dinero sucio os ganéis amigos, de modo que
cuando se acabe, os reciban en la
morada eterna.
(Lucas 16,9)
Megaupload
llevaba bastante tiempo en el punto de mira, pues muchos eran los que
consideraban su competencia desleal, y sus
ganancias fruto de usurpar los derechos adquiridos por otras compañías sobre la
propiedad intelectual de películas, series, discos y libros. ¿A quienes
perjudicaba, pues, Megaupload?
A primera vista, enumerar el elenco de
compañías que tienen adquiridos los derechos de autor para su comercialización
y explotación puede parecer una tarea tan ardua de llevar a cabo como tediosa
para el lector; y al final el empeño puede correr la misma suerte que corre el
pasaje de la Ilíada donde se menciona el catálogo de las naves que partieron
hacia Troya: todo el mundo se lo salta. Sin embargo, no hay que dejarse abrumar
por la espesa bruma de nombres, pues en cuanto ésta se disipa, nos damos cuenta de que tras ella emergen sólo
unas cuantas compañías que controlan la mercancía (los derechos de copia y
edición), poseen los canales de distribución (productoras, discográficas,
editoriales, medios de comunicación) y, prácticamente, se reparten el mercado.
Vamos a empezar precisamente por esto
último. Si echamos un vistazo a las
estadísticas del mercado cinematográfico norteamericano[2],
el más importante en términos cuantitativos y cualitativos, apreciamos que el
año pasado solamente seis distribuidoras se reparten cerca del 80% del mercado:
Paramount
Pictures, Warner Bros., Sony Pictures, Walt Disney
Pictures , Universal Pictures y 20th Century
Fox. En el mercado discográfico la competencia es
todavía más exigua. Según los datos de Nielsen SoundScan para el año 2006[3],
entre Universal, Sony-BMG, Warner y EMI se repartían cerca del 90% de las
ventas mundiales. En el mercado editorial
la competencia tampoco es mucho mayor: La mayor parte de los sellos editoriales
más conocidos del mundo pertenecen o están participados por alguno de estos seis
grandes grupos editoriales[4]:
El británico Pearson-Penguin Group,
el alemán Random House, El
francés Legardère, el también alemán Holtzbrinck
Publishing Group-Macmillan, el australiano HarperCollins, y el norteamericano Simon
& Schuster.
Como puede verse, las empresas que
controlan los beneficios de la explotación de los derechos de autor tampoco son
tantas: Seis distribuidoras se reparten el 80% del mercado cinematográfico;
cuatro compañías se reparten el discográfico (que podrían ser tres si sigue
adelante la fusión entre EMI y Universal); y seis se reparten la parte del león en el
mercado editorial. La cosa no queda ahí,
pues si tenemos en cuenta que muchas de estas firmas pertenecen a un mismo
grupo de comunicación que engloba diferentes compañías y filiales dentro de los
ámbitos y mercados mencionados, amén del de la comunicación, nos damos cuenta
que los propietarios de los derechos de autor más rentables forman un club
bastante selecto. Pasemos a echar un rápido vistazo a los miembros de este club
para intentar desentrañar hasta qué punto podía suponer Megaupload una amenaza
para ellos con su competencia desleal y, hasta qué punto, era posible cualquier
otra clase de competencia.
Un club poderoso
Cartel: (Del al. Kartell).1. m. Organización ilícita vinculada al tráfico de drogas
o de armas. 2. m. Econ. Convenio entre varias
empresas similares para evitar la mutua competencia y regular la producción,
venta y precios en determinado campo industrial. (Diccionario de la Real
Academia)
Las
compañías que explotan los derechos de propiedad intelectual más rentables
forman un club bastante selecto, y los beneficios de dicha explotación son
bastante sustanciosos. Esto les confiere, sin duda, una posición de predominio
dentro del mercado; ahora bien, el hecho de que en un determinado momento unos
grupos disfruten de dicha posición no excluye, en teoría, la competencia y, por
tanto, la posibilidad de que aparezcan nuevos productos o nuevos canales de
distribución que les hagan perder la situación ventajosa adquirida. Veamos,
pues, quienes son a día de hoy, los grupos que se enseñorean del Olimpo de la
industria audiovisual y editorial.
Según Fortune 500, la lista elaborada por
la revista Fortune de las 500 mayores compañías norteamericanas, publicada por
CNN Money [5],
la multinacional Walt Disney Company
ocupa el número 67, con unos beneficios de más de 38.000 millones de dólares en
2010. Además de las innumerables empresas que lanzan sus productos al mercado
bajo el sello Disney, pertenecen al grupo, por mencionar sólo algunos, los
estudios Touchstone, Pixar y Marvel; la distribuidora Buena Vista; la cadena de
noticias ABC, el canal infantil Disney Channel y la editorial Hyperion.
News Corp. es segundo grupo de empresas en la
mencionada lista, ocupando el puesto 83 con más de 32.000 millones. Quizá como
News Corporation no sea muy conocida, pero una de sus empresas subsidiarias es Fox
Entertainment, de la que dependen los estudios 20th Century Fox y la cadena de
televisión Fox. Así mismo, dentro de la industria editorial, es la dueña del
gigante Harper-Collins, que además de publicar bajo ese nombre, reúne a muchos
de los sellos editoriales más importantes de Norteamérica (Grafton, Fontana,
Flamingo, etc.).
El tercer gran gigante en la lista de la
comunicación y el ocio en los Estados Unidos es Time
Warner, cuyos beneficios ascendieron en 2010 a cerca de 27.000
dólares. Esta compañía es la propietaria, dentro del sector cinematográfico, de
Warner Bros Entertainment, New Line Cinema y Castle Rock Entertainment. Dentro
del mercado musical controla Warner Music. Posee además la cadena de noticias
CNN, el canal de pago HBO y el canal infantil Cartoon Network. Dentro del mundo editorial posee Time Inc. (Con cabeceras como la revista
TIME, Fortune, Sport Illustrated y People) y DC Comics.
También norteamericana es National Amusements que, además de
poseer más de 1500 salas de cine repartidas por todo el mundo, controla CBS
(cuyos beneficios superaron en 2010 los 14.000 millones de dólares y que además
de de la empresa de comunicación homónima, la segunda más importante del mundo,
posee Simon & Schuster, uno de los mayores grupos editoriales
norteamericanos) y Viacom (cuyos beneficios fueron similares a los de la
primera y que posee, entre otras empresas, Paramount Pictures, la cadena MTV y el canal infantil Nikelodeon).
Dentro de las empresas norteamericanas
cabría por último mencionar a NBCUniversal, cuyos beneficios en 2011 alcanzaron
los 18.000 millones de dólares[6],
propietaria de Universal Pictures y de la cadena de radiotelevisión NBC y sus
canales asociados
En Europa podemos mencionar dos grandes
grupos de empresas. Uno es el capitaneado por la alemana Bertelsmann, que controla el grupo editorial Random House (que en España opera a
través de su filial Random House Mondadori), así como las empresas de
comunicación y producción para televisión Fremantle Media y RTL Group (propietaria en España de cerca del 20% del
grupo Antena 3).
El otro gran coloso europeo es la
francesa Vivendi Universal, que posee la empresa líder mundial en videojuegos (Activision), el grupo
líder mundial en música (Universal Music), la empresa francesa de telecomunicaciones
SFR y Canal + Group (que a parte de la televisión francesa de pago del mismo
nombre engloba a STUDIO CANAL, la productora europea más importante). Según
consta en su información corporativa[7], los
beneficios ascendieron a 28.900 millones en 2010.
Finalmente,
está la japonesa Sony, cuya filial
americana Sony Corporatión of America facturó en 2010 cerca de 87.ooo millones
de dolares[8].
Esta compañía transnacional cuenta con cuatro grandes divisiones en Estados
Unidos, que se ocupan de la electrónica, los videojuegos, el cine y la música:
Sony Electronics Inc., Sony Computer Entertainment America LLC, Sony Pictures
Entertainment Inc., y Sony Music Entertainment.
Vista la exigua lista y vistas las
pingues ganancias, puede ser que alguien se vea tentado a pensar que estas
compañías transnacionales formar un oligopolio o un cártel. Y es posible hasta que encuentren algunos
signos que les reafirmen en esa idea: Ir al cine a ver una película cuesta lo mismo con
independencia de quien la produzca o distribuya; con un lanzamiento musical o
editorial sucede tres cuartos de lo mismo; descargar un disco de Spotify o
Itunes viene a salir (dependiendo del número de canciones), por unos 12-14 euros, justo lo mismo que
costaban antes con tiendas, gastos de producción, soporte, transporte y
almacenaje incluido; comprar una película a través de un proveedor legal de
contenidos viene a costar lo mismo que antes costaba alquilarla en un videoclub.
Ahora bien, si bien es cierto que controlar la mercancía y los circuitos de
distribución hace difícil la competencia por esas vías y siguiendo esos
métodos, no anula la competencia que pueda venir a través de nuevos productos o
nuevos canales. Y ahí es donde entra en juego Megaupload.
El precio
del poder
Necesitais personas como yo para poder señalarlas con
el dedo y decir: “ese es el malo”.
Y eso…¿en qué os convierte a vosotros? ¿En
los buenos? No sois buenos.
Simplemente sabéis esconderos, sabéis mentir
(Tony Montana en Scarface: El precio del
Poder)
Si sumamos las ganancias particulares de cada uno de
los grupos de comunicación mencionados y las comparamos con los 175 millones de
dólares de Megaupload, quizá lleguemos a la conclusión de que en realidad ésta
última compañía tampoco representaba una amenaza tan seria en términos
económicos. Lo cual nos devolvería al principio: Kim Dotcom era un pringadillo,
convertido en una especie de Tony Montana entradito en kilos, que busca
enriquecerse a costa ajena y al que el FBI le ha puesto los grilletes. Pero la
verdad es que la polvareda era demasiado grande como para pensar que era la de
un ratón perseguido por un gato.
Megaupload
se había convertido en un referente, en una especie de icono dentro de los
servicios de descarga y almacenamiento de archivos. De hecho, según las estimaciones
del auto de procesamiento (las mismas que ofrecía la compañía en su video
promocional), su uso conllevaba el 4%
del tráfico en la red, con cerca de 50 millones de visitas diarias, siendo así
la 13ª página más visitada del mundo. No obstante, las grandes compañías reprochaban a Megaupload que hiciese sus beneficios a
costa de amparar la difusión ilegal de unos derechos de autor que no le pertenecían
y que, de este modo, ponía en peligro el trabajo de millones de honrados
americanos.
Así
las cosas, el 6 de junio de 2011, se presentaba en una rueda de prensa Creative
American, nacida para defender los puestos de trabajo que la piratería está poniendo
en riesgo. Creative America es, según
consta en su portal[9],
“una organización de base que aglutina a todos los que de alguna manera se dedican al mundo del entretenimiento ―y de
todos aquellos que disfrutan con sus películas y programas ― para luchar contra
el robo de sus contenidos. Esta lucha aglutina a actores, directores,
autónomos, editores, cámaras, pequeñas empresas, empleados de los estudios, y
otros muchos que se ganan la vida a través del cine y la televisión.” Y en su
declaración de intenciones concluye: “Creative America está aquí para aunar
nuestras voces a la hora de proteger los puestos de trabajo en América y su
cratividad”. Entre los miembros de esta nueva “coalición sin precedentes” podemos
encontrar los sigueintes: AFTRA (Federación Americana de Artistas de Televisón
y Radio), CBS Corporation, la DGA (El Sindicato de Directores de Amérca), IATSE
International, NBC Universal, SAG (Sindicato de Actores de Televisión), Sony
Pictures Entertainment, Inc., Twentieth Century Fox, Viacom, Walt Disney
Company and Warner Bros. Entertainment.[10]
Pero
Megaupload también tenía sus apoyos dentro del mundo del espectáculo y así, en diciembre
de 2011, varios artistas, algunos de ellos ligados a las grandes discográficas,
entre los que se encontraban Will.i.am,
Sean "Diddy" Combs, Kim Kardashian, Alicia Keys, Snoop Dogg, Chris
Brown, Kanye West, Lil John, Jamie Foxx, Mary J Blige, Floyd Mayweather, The
Game, participaron en un video promocional de la compañía colgado en Youtube.
En él ensalzaban las potencialidades del servicio y trataban de desligar su
imagen del tráfico ilegal y la piratería[11].
Universal
Music consiguió que el video fuese retirado, alegando que la compañía posee los
derechos de tres de los artistas que en él se dan cita: Kanye West, Diddy y
will.i.am.; sin embargo Megaupload emitió un comunicado en el que hacía constar
que ninguno de los representantes de los artistas había puesto impedimentos
legales y amenazó con demandar a Universal por bloquear la difusión de su video
promocional. ¿Había empezado la guerra por el control de la mercancía, es
decir, los derechos de autor?
El
roce entre Megaupload y Universal Music puede parecer una discusión por un quítame allá esas pajas. A
fin de cuentas, el tiempo que los mencionados artistas ofrecen su rostro a la
cámara no va, en la mayoría de los casos, más allá de 5 o 10 segundos y la
mayoría dice una frase: mucho hueso y poca chicha, no parece que haya motivo
para hablar de bandas en las calles repartiendo
metralla. Sin embargo, ese video promocional puede significar mucho más que eso
a la luz de otro dato: según parece Megaupload buscaba dar un golpe en la mesa
del mercado discográfico a través de Megabox, un servicio puesto en marcha a
comienzos de 2010. Pretendía hacer de esta herramienta una plataforma donde los
diversos artistas fijasen el precio de sus obras y obtuviesen el 90% de los
beneficios derivados de la venta[12].
¿Significaba la presencia de esos artistas en el video promocional su deseo de
incorporarse al nuevo modelo y una invitación a otros a subirse al carro de
Megaupload? Esto hubiese sido una verdadera revolución dentro del campo de la
música, cuya difusión a otros ámbitos a buen seguro no se habría hecho esperar.
¿Sería posible que los grandes grupos de comunicación pusieran fin a esta
desbandada por la vía rápida, es decir, propiciando el cierre de Megaupload?
Que
cada cual saque sus propias conclusiones, pero que tenga en cuenta que admitir
una respuesta afirmativa a la pregunta arriba planteada supone admitir algo que
muchos liberales llevan tiempo anunciando: Los resortes del Estado se han convertido en Occidente en
una instrumento al servició de los
intereses de unas cuantos grupos influyentes, pues solo al amparo de éste pueden
perpetuar una situación privilegiada. Admitir esto ayudaría a entender el
empeño por sacar adelante leyes en el
congreso de Estados Unidos como SOPA (Stop Online Piracy Act) y PIPA (Protect
Intelectual Property Act), o por aprobar ACTA (Anti-Counterfeiting Trade
Agreementen) en el Parlamento Europeo. Pero claro, dar por buena esa
explicación supondría concluir que los Estados democráticos se han convertido
en una especia de matón sin recursos que alquila sus servicios al mejor postor,
y a esa conclusión no se puede llagar nada más que con unas cuantas
especulaciones.
Supongo que por el hecho de haberlo
mencionado antes, al presentar a Kim
Schmitz como una especie de audaz Tony Montana (imagen que quizá le haga más
justicia que la de Al Capone
orondo y excéntrico con la que salió en los medios de comunicación), mientras
escribía los últimos párrafos no podía quitarme de la cabeza a ese exiliado cubano
ansioso por coger todo lo que el mundo puede ofrecerle. Ese exiliado que olvidando
la primera de las lecciones de su jefe Frank López, subestimó la codicia de los
demás y cavó con ello su propia tumba.
[1]
[http://www.abanow.org/2010/03/faqs-about-the-grand-jury-system/].
[2]
http://www.the-numbers.com/market/Distributors2011.php
[3]
http://www.undercover.fm/news/1203-universal-the-biggest-label-of-2006
[4]
http://www.fictionmatters.com/2010/03/05/who-are-%E2%80%9Cthe-big-six%E2%80%9D/
[5]
FORTUNE 500 (http://money.cnn.com/magazines/fortune/fortune500/2011/industries/145/index.html)
[6] http://files.shareholder.com/downloads/CMCSA/1700469950x0x542563/18f4859b-20f4-4ed9-ab14-72a41ddc31c4/4Q11%20Earnings%20Release%20with%20Tables.pdf
[7] http://www.vivendi.com/vivendi/IMG/pdf/20120201_PR120101_New_Court_Decision_in_favor_of_Vivendi_in_the_US.pdf
[8] http://www.sony.com/SCA/corporate.shtml
[9] http://www.creativeamerica.org/media/uploaded/resources/13_1319503120_ContentTheftFactSheet.pdf
[10] http://www.hollywoodreporter.com/news/new-coalition-creative-america-created-208314
[11]
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=pCkI5I8vsBg
[12]
http://www.omicrono.com/2012/01/la-verdad-tras-el-cierre-de-megaupload-megabox-iba-a-revolucionar-el-mercado-discografico/
Muy bueno!
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